Cena-Botellón Fin de Temporada: Esclavos de nuestras palabras

Hace dos años que por unas u otras circunstancias no podía acercarme al tradicional Botellón Fin de Temporada de aquellos que entrenamos en el Parque Tierno Galván. La última vez creo que éramos unos ocho o diez. En este tiempo las cosas han cambiado mucho y la familia galvanera ha aumentado de forma considerable. Allí aparecieron mujeres, niños, y corredores: Lobo, Mau, Juanagus, Peferla, Josito, Shoogle, Peluto, Manrique, Jovilu, Rafa, Mamadu, Romi, Marina, Carmen, Malaika y servidor.

Buena temperatura, cervezas frías, buen vino, tortillas, embutidos, quesos, monaditos de ibéricos, croquetas y demás viandas formaron un menú ideal para despedir la temporada. Por falta de presupuesto no pudimos traer a Chiquito, ni falta que hacía.  Nuestro querido compañero Lobo hizo las delicias de los oyentes con la narración de su historia de  género épico "Los Punkis de Montecarlo". Una mirada cómica-restrospectiva a sus años mozos.

Abandoné la reunión en mi bici a eso de las 12.30 h, pero me consta que algunos se retiraron cerca del alba.

Antes, en medio del trasiego de cervezas, tuvo lugar el tradicional registro de objetivos de cara a la próxima temporada. Se que alguno se arrepintió al día siguiente, y otros a los dos minutos. El buen caldo calienta el paladar y, por lo que se ve,  incluso la cabeza. Sentados en el parque, a las 12 de la noche, con la cerveza bien fría entrando por el gaznate, algunos vieron a través de sus ojos vidriosos como el reloj de meta se quedaba parado en la marca soñada. Esa por la que apostaron. Como bien dice en refrán, y allí lo recordamos hasta la saciedad, "uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras". Como sería la cosa, que hasta al mismo Manrique (asiduo de las fiestas de Ibiza en estas fechas) nos lo cruzamos al día siguiente entrenando bien temprano por El Lineal. Como escribiente oficial de aquella reunión guardo en mi poder la servilleta donde quedaron plasmados los retos osados de los componentes del Galván. Paso ahora a hacerlos de dominio público para escarnio de aquellos que osen perrear en el intento de cumplirlos.