Las sonrisas y las bromas de última hora dieron paso a rostros serios y tensos justo cuando amanecía. Había llegado la hora, el camino sin retorno. Una vez que se cruza la cámara de llamadas ya no hay marcha atrás. Tu mente ya sólo está programada con las palabras "un paso más, sigue". Esas palabras serían la constante a lo largo de toda la prueba, algo en común para los dos mil valientes que a partir de las 7.30 h se iban arrojando al mar cada diez minutos en tandas de doscientos.
Los gorros de diferentes colores formaban un extraño arcoiris en la playa: rojos (los profesionales), blancos, azules (el de Matías), naranjas, amarillos (el de Iván). De fondo rostros serios y trajes negros de neopreno.
Padres, madres, abuelos, abuelas, hijos, hijas, amigos... cualquier combinación podía darse tanto como triatleta o como aficionado. Gritos, besos, nervios, cada diez minutos.
El turno para Matías llegó a las 7.50 h. Espartano tuvo que esperar veinte minutos más viendo como su compañero se perdía en el mar poco a poco.
La natación tiene poco aliciente para el aficionado, ya que uno no es capaz de identificar a nadie en esa enorme balsa de agua, ni siquiera con prismáticos. Tan solo cuando ponen pie a tierra y levantan el torso del agua, en ese instante quizás si aparezca la esperada frase "es él". Acto seguido toca mirar al crono, tomar nota, y animar con todas tus fuerzas esos treinta segundos, porque sabes que no lo volverás a ver hasta el kilómetro setenta de bici.
Matías salió en 1h13´del agua sorprendiendo gratamente a todos, menos a mí. Desde mi posición de "analista ténico" mi pensamiento era muy negativo. Pensaba "vaya calentón que se ha pegado. Espero que no lo pague luego", sobre todo al verle pasar en la primera vuelta de la bici. Pocas veces me he alegrado tanto de equivocarme. Supo vencer los momentos de flaqueza, que llegaron a partir del kilómetro 70 en la bici, y resurgir como el ave fenix para llegar tocado, pero no hundido, a su mejor prueba: el maratón. Aquí jugó sus bazas de forma inteligente, sin forzar cuando mejor se veía, estirando los isquios cada pocos kilómetros para terminar enfilando la recta de meta con un tiempo de 11h 50 minutos.
Espartano se lanzó al agua entre los primeros de su grupo con la intención de evitar golpes. Su tiempo de 1h 04 minutos estaba dentro de lo previsto, como lo estaba que perdiese bastante tiempo cambiándose de ropa. Eligió ir siempre cómodo y no arriesgó vistiendo un mono de triatlón. La diferencia entre el tiempo invertido por Iván al empleado por Matías en las transiciones fue de unos 15 minutos a favor del segundo.
Una vez subido en la bici, Espartano se dedicó a hacer lo que sabe. Marcar un ritmo altísimo y pasar corredores de forma contínua, terminando los 180 km. con una media de 35 km/h.
LLegado a la carrera comenzó a sufrir, como era de esperar. Aquí estuvo una de las claves para que bajase de esas 11 horas. Reforzó en sus entrenamientos su punto más débil. Le costó lo suyo, lo se de primera mano, pero al final el trabajo dió sus frutos e hizo un maratón similar al de Matías. Sufrió problemas estomacales, pero se los tiene bien merecidos por pedirnos a gritos los dos o tres litros de coca-cola que se tomó a lo largo de toda la prueba. Su entrada en meta haciendo el pino para festejar sus 10 h 50´ fue para enmarcar.
Algo más que Hombres de Hierro, compañeros y amigos con los que se comparten entrenamientos, anécdotas e ilusiones. Han demostrado algo que a otros nos ha faltado en algunos momentos: valentía y determinación. Cualquier excusa podría haber servido para justificar una ausencia de última hora. No hubo paso atrás, solamente un pensamiento: "un paso más, sigue". Somos un grupo competitivo, picajoso en ocasiones, pero también muy afectivo, aunque como decía Espartano "lo demostramos a nuestra manera, ofreciendo el escudo para tapar tu costado". Desde ayer les tengo más admiración, son algo más que Hombres de Hierro.
Han cumplido su sueño, pronto buscarán otro. De momento nos arrojan el guante, desafiándonos a igualar su gesta. Todo puede ser. El tiempo lo dirá, pero de momento nada a la vista. Dejemos que pasen los días, los meses... este mayo será especial. Los cuarenta llegan y algo especial habrá que hacer para celebrarlo. Hace tiempo que esa idea ronda por mi cabeza para desgracia de Fani. Quien quiera igualarlos tendrá que estar dispuesto a pagar el precio.
Espartano se lanzó al agua entre los primeros de su grupo con la intención de evitar golpes. Su tiempo de 1h 04 minutos estaba dentro de lo previsto, como lo estaba que perdiese bastante tiempo cambiándose de ropa. Eligió ir siempre cómodo y no arriesgó vistiendo un mono de triatlón. La diferencia entre el tiempo invertido por Iván al empleado por Matías en las transiciones fue de unos 15 minutos a favor del segundo.
Una vez subido en la bici, Espartano se dedicó a hacer lo que sabe. Marcar un ritmo altísimo y pasar corredores de forma contínua, terminando los 180 km. con una media de 35 km/h.
LLegado a la carrera comenzó a sufrir, como era de esperar. Aquí estuvo una de las claves para que bajase de esas 11 horas. Reforzó en sus entrenamientos su punto más débil. Le costó lo suyo, lo se de primera mano, pero al final el trabajo dió sus frutos e hizo un maratón similar al de Matías. Sufrió problemas estomacales, pero se los tiene bien merecidos por pedirnos a gritos los dos o tres litros de coca-cola que se tomó a lo largo de toda la prueba. Su entrada en meta haciendo el pino para festejar sus 10 h 50´ fue para enmarcar.
Algo más que Hombres de Hierro, compañeros y amigos con los que se comparten entrenamientos, anécdotas e ilusiones. Han demostrado algo que a otros nos ha faltado en algunos momentos: valentía y determinación. Cualquier excusa podría haber servido para justificar una ausencia de última hora. No hubo paso atrás, solamente un pensamiento: "un paso más, sigue". Somos un grupo competitivo, picajoso en ocasiones, pero también muy afectivo, aunque como decía Espartano "lo demostramos a nuestra manera, ofreciendo el escudo para tapar tu costado". Desde ayer les tengo más admiración, son algo más que Hombres de Hierro.
Han cumplido su sueño, pronto buscarán otro. De momento nos arrojan el guante, desafiándonos a igualar su gesta. Todo puede ser. El tiempo lo dirá, pero de momento nada a la vista. Dejemos que pasen los días, los meses... este mayo será especial. Los cuarenta llegan y algo especial habrá que hacer para celebrarlo. Hace tiempo que esa idea ronda por mi cabeza para desgracia de Fani. Quien quiera igualarlos tendrá que estar dispuesto a pagar el precio.
Aquí os dejo algunas imágenes de nuestros compañeros heridos después de la batalla. Sólo es apariencia, ya están recuperados y pronto volverán a las andadas. Son espartanos.
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